En esta etapa el niño avanza hacia la autonomía y mantiene la curiosidad por lo que le rodea, lo que hace que las habilidades motoras se desarrollen a gran velocidad.
Se inicia la bipedestación, la deambulación y, al final de esta etapa, el niño será capaz de dominar multitud de movimientos, cada vez más complejos, como comenzar a correr, subir y bajar escaleras o lanzar una pelota.
Continúa con su proceso de aprendizaje, aumentando su capacidad de observación e imitación.
Su nivel comprensivo va a dar un salto muy relevante y su nivel expresivo irá aumentando de manera notable.
Las emociones empiezan a desarrollarse y para eso necesitan de un ambiente de seguridad donde puedan expresarlas con confianza.
El niño/a pasa de ser un bebé absolutamente dependiente a ir adquiriendo un mayor nivel de autonomía.