Cada vez van adquiriendo mayor autonomía en determinados hábitos, siendo el momento de adquirir el control de esfínteres.
En esta etapa del desarrollo motor es fundamental la estimulación del control postural, del equilibrio, de la fuerza muscular, de la coordinación motora y de la autonomía motriz.
La relación con sus iguales es cada vez más estrecha gracias al juego, así como el conocimiento de su entorno mejora a través éste y la experimentación.
Es una etapa crucial para el desarrollo del lenguaje, cada vez es capaz de expresar más cosas. Se inicia en el juego simbólico.
Este es el final de un período, en el que el niño ha asentado los pilares que marcarán el inicio de otras etapas, en las que se afianzarán los avances de su desarrollo evolutivo posterior.